Una llamada de teléfono, Giulia Tamayo, la vida, una charla de derechos humanos en Soria, el amor por América Latina, la bondad y el anhelo de justicia nos unieron a José María García Ríos «Chemita» y a mí, Iván Aparicio García hace más de 9 años.
Luego llegaría Cris llena de vida y seguiríamos sumando: sumak kawsay (buen vivir), educación, género, amor, más anhelo de justicia.
Vega llegó a la vida de la mano de Cris y mía hace solo un año. Y completa el elenco de latidores.
Somos todos castellanos, aunque Cris también es riojana ( y Vega y yo, por adopción, también).
Esta gira es un latido de amor por la vida y las personas, llevando la perspectiva de los derechos humanos, el género y la educación.
Cris destaca en esto último. Como sabéis, estudia metodologías de aprendizaje respetando a la infancia para cambiar el mundo. Ya tenemos muchas chinchetas en comunidades que practican nueva educación colombiana y otros proyectos interesantísimos.
Chemita es el que más se ha empapado de Latidoamérica y también ha estudiado educación. Feminista o colaborador con el feminismo como trato de ser yo, ha pasado parte de su vida por estas latitudes.
Y yo, Iván, soy un poco de todo y de nada. Me interesan los derechos humanos, la justicia transicional, la memoria y la justicia universal en conflictos que nos incumben a todas y el amor, la alegría y la risa.