La transformación personal es el tercer corazón que completa el árbol de TransFormándoNos. En mi recorrido, tardé varios años en darme cuenta de que este apartado es, sin duda, el más importante de todos si queremos establecer una conexión con la infancia.
Cuando comencé en este maravilloso mundo de la pedagogía activa, una gran compañera nos decía desde el principio que teníamos que mirarnos a nosotras mismas, pero yo no lo comprendía, “A mí lo que me gusta, lo que me apasiona y motiva son los niños y las niñas, mirar hacia mí es un aburrimiento” (recuerdo perfectamente la asamblea en la que salían de mi boca unas palabras similares).
Pero cuando ya teníamos toda la escuela lista, un ambiente preparado, un grupo de niños, una buena formación, unas familias convencidas… aún así las cosas no fluían, el ideal que perseguía no se daba. Los niños estaban alterados, había una energía muy elevada en el ambiente…. Yo no dormía bien, sentía mucha responsabilidad… Entonces, sin un equilibrio interior ¿cómo iba a ayudar a las criaturas?
En esta andadura acompañando los procesos de la infancia, me he dado cuenta de que somos el modelo de referencia para las peques con las que nos relacionamos. Esta toma de conciencia me abrió la puerta a comenzar mi propio proceso de desarrollo personal. Y ahora, echando la vista atrás, me siento plenamente agradecida de esta oportunidad de crecimiento que es para mí trabajar y vivir con niños y niñas.
En la pedagogía activa pretendemos que las niñas se escuchen así mismas, sepan qué quieren aprender, tomen decisiones, aprendan a gestionar sus emociones, en definitiva, que guíen su propia vida. Pero ¿y qué hay de nosotras? ¿Estamos atentas a lo que nos dice nuestro cuerpo? ¿Controlamos nuestras vidas o nos dejamos llevar por las prisas del día a día?
Si estás leyendo esto es porque sin duda te consideras mucho más que una mera trasmisora de conocimientos o quieres tener más que recursos prácticos para acompañar a tus peques. Nuestra relación con ellas va mucho más allá. Es necesario que conectemos con nuestra propia esencia si queremos que ellas lo consigan o, al menos, no interfiramos en su conexión, ya que ellas todavía están mucho más cerca de su ser auténtico.
Cuando estamos conectadas con nuestra esencia todo es más fácil, vemos y pensamos con mayor claridad y las cosas fluyen de manera natural. Pero si no lo hacemos, no gestionamos nuestras emociones, no nos cuidamos, no nos queremos, no nos escuchamos, saltan las alarmas y surgen los problemas. Bueno, los problemas siempre están ahí, pero nosotras los afrontamos de diferente manera. Y esto las niñas lo notan.
¿Cuántas veces has sentido que cuanto más nerviosa llegas a clase, más nerviosas están ellas o que cuando hay una discusión de pareja en casa las peques están “insoportables”? ¡Pero si no sabemos cómo sostenernos! ¿Cómo van a saberlo ellas? Además en las primeras edades viven en una etapa totalmente egocéntrica, por lo que es preciso hacerles saber que tu malestar o el de tu familia no viene por ellas.
Convivir con la infancia necesita una gran dosis de paciencia y serenidad, para tomar las decisiones oportunas en cada momento. Vivimos retos constantes intentando atender las inquietudes de la infancia, tratando de responder a su mundo emocional desde el amor y el respeto y, las personas que estamos de lleno en la pedagogía activa, ya sea en una escuela activa o en nuestra casa, aprendemos diariamente a ofrecer una educación no programada y vivencial que se va creando día a día y que nunca es igual. Por todo ello, para mí es totalmente fundamental que avancemos y crezcamos con la infancia, acompañándonos y mimándonos con el mismo respeto y admiración que les otorgamos en sus procesos.
Muchos de los grandes pedagogos ya trataban el tema de la autotransformación (como lo llamaba Montessori) o la autoeducación (como hacía referencia Steiner) para servirles de modelo y ser la mejor versión de nosotros/as mismos/as que podemos ofrecerles. Las criaturas aprenderán de nosotros y nosotras si somos capaces de trabajar nuestro propio desarrollo humano. En los talleres de matemáticas manipulativas lo vemos muy sencillo: ¿cómo voy a saber explicar el uso de la base 10 si yo no sé utilizarla? Lógico ¿verdad? Pues cómo voy a enseñarle a sobrellevar un estallido emocional (rabietas o berrinches) si yo no tengo herramientas de autocontrol o cómo voy a acompañarle para desarrollar su inteligencia emocional si cuando me preguntan cómo estoy solo sé responder con un “bien”o “mal”.
Cuanto más centrados/as estamos en mejorar, mejor es la observación que realizamos de los procesos de nuestros/as peques, más atentos/as estamos y más recursos interiorizamos. Y tenemos la fortuna que las criaturas agradecen cada mínimo cambio positivo y eso nos reconforta y nos mantiene en el camino.
Así que si buscamos una Transformación educativa no debemos dejar de lado la Autotransformación. Por eso he creado el Módulo 8: Transformación Personal: la persona adulta como modelo a seguir, en el Campus Virtual TFN. Este módulo está especialmente diseñado para que tomes contacto contigo y te escuches con el mismo respeto y dedicación que le otorgas a la infancia.
Está hecho con el corazón y con la ayuda de Alternativa Holística, expertos en los que confío para que me acompañen en mi propio proceso personal, aportándote experiencias de gran valor para tu crecimiento personal.
Es un espacio sin juicios donde poder conectar contigo misma para convertirte en el modelo de referencia que quieres ser para tus peques. Una herramienta súper potente para tomar las riendas de tu relación con la infancia y acompañarles de una manera consciente y auténtica.
Estoy encantada de acompañarte en este precioso camino.