LA DESESCOLARIZACIÓN INTERIOR. ENTREVISTA A LAURA MASCARÓ

Written by Transformandonos
Hoy tenemos con nosotros/as a Laura Mascaró, jurista y escritora, para hablar sobre su proyecto formativo sobre desescolarización interior. Educa a su hijo en casa desde el año 2008 y juntos han viajado por gran parte de la geografía española y americana en su labor de difundir el estilo de vida desescolarizado. Es autora de cuatro libros sobre educación en casa así como de numerosos artículos sobre éste y otros temas.

Como abogada ha asesorado a centenares de familias en sus procesos de desescolarización y también en sus defensas procesales ante la persecución que sufren por parte del Estado español, así como a escuelas libres o alternativas. Es consejera para España de la Libertarian International Organization, entidad dedicada a la creación de redes internacionales en busca de la consecución de mayores cotas de libertad en diversos ámbitos, entre ellos el educativo.
Además se dedica a la formación tanto de niños como de adultos realizando talleres desde una perspectiva desescolarizada sobre diferentes temas: educación financiera, inteligencia lingüística, filosofía para niños y desescolarización interior.
  1. ¿Qué es la desescolarización interior?

La desescolarización interior es el proceso por el cual nos deshacemos de todo el bagaje negativo que la escuela ha dejado en nosotros. Es un camino que los unschoolers sabemos que debemos andar para no llevarnos la escuela a casa cuando decidimos educar sin escuela.

Queriendo ayudar a las familias que optan por el homeschooling, diseñé un taller que llamé, precisamente “desescolarización interior” porque va mucho más allá de lo meramente mental (que es de lo que se suele hablar). Y me llevé la sorpresa de que, ya en la primera edición del taller, acudieron padres de niños escolarizados y también profesores. ¡Incluso vino una mujer que no tenía hijos! Han pasado tres años desde ese primer taller y cada vez trabajo con más familias escolarizadas que con homeschoolers. Se dan cuenta de que un cambio de mentalidad es beneficioso para toda la familia y en eso me centro: en restablecer una relación armoniosa en la familia.

  1. ¿Cómo viviste tu desescolarización interior?

Viéndolo en retrospectiva, considero que mi proceso tuvo tres momentos importantes:

El primero, cuando a los 8 años una grave enfermedad me mantuvo en cama durante un año. No podía ir al colegio así que estudiaba en casa los días que mi débil salud me lo permitía. La mayor parte del tiempo leía, escribía, veía la televisión o jugaba con mi madre.

El segundo, cuando estando en la universidad, aunque estudiaba Derecho, empecé a trabajar con niños. Trabajé dando clases de refuerzo escolar con niños en riesgo de exclusión social y ahí comprobé lo importante que es tener altas expectativas sobre los niños, tratarles con dignidad y aprender a encontrar sus dones.

El tercer, el más obvio, cuando decidí sacar a mi hijo de la escuela en el año 2008 cuando él sólo tenía 3 años. Creo que es un proceso que nunca termina del todo, porque hemos estado muy escolarizados buena parte de nuestra vida y toda la sociedad, en general, está muy escolarizada. Pero se llega a un punto de libertad y comodidad muy apetecible. Mi punto de no retorno fue cuando, tras haber visto los impresionantes cambios que vivió mi hijo en sólo una semana de desescolarización, leí el libro “Dumbing us down” de John Taylor Gatto.

  1. ¿Cuáles son los miedos más comunes ante este proceso?

Son los miedos más comunes de toda la humanidad, creo. No tienen mucho que ver con la desescolarización, en realidad, sino con el hecho de salir del camino marcado y socialmente aceptado. El miedo a no ser comprendido, a ser rechazado por tu comunidad e, incluso, a ser humillado. El miedo a tener que hacerte cargo personalmente de tu vida y asumir la responsabilidad de haber elegido el camino menos transitado. Me suena universal ¿no?

Los que sacan a sus hijos de la escuela tienen miedo de no ser capaces de darles una educación adecuada, a que no socialicen y, en algunos lugares, a estar infringiendo la ley.

Los que siguen en la escuela tienen miedo a que haya represalias contra sus hijos y a tener que dar explicaciones a los profesores. Es increíble el temor que algunos tienen a hablar con los profesores de sus hijos. Somos todos adultos y aún arrastramos ese respeto por la autoridad, en el sentido más negativo de ambos términos.

  1. ¿Es posible hacer este trabajo con niños escolarizados o es un proceso inevitable que debemos sanar de adultos?

El trabajo deben hacerlo, sobre todo, los adultos. Para los que no escolarizan es imprescindible, en mi opinión. Cuando me escribe una familia y me dice que ha intentando el homeschooling pero que “no ha funcionado” sé que, casi con toda seguridad, lo que ha pasado es que no se dieron el tiempo necesario para desescolarizarse.

Para los que siguen en la escuela es muy recomendable porque pueden recuperar la paz que muchas veces la escuela perturba en la familia. Si lo piensas bien, el sistema tiene una influencia muy fuerte en las familias. Empezando por el hecho de que los niños pasan muchas horas allí pero, además, las escuelas cada vez tienen más requerimientos que invaden el tiempo de intimidad familiar: las horas que se pasan haciendo deberes, incluso durante las “vacaciones”; las tareas que incluyen preguntas sobre hábitos y creencias familiares; la exigencia cada vez más común de adoptar principios antes ajenos a la familia, etc. Hay demasiadas peleas, fricciones y malestar causados por la escuela. Si podemos suavizar eso sin tener que enfrentarnos al sistema ¿por qué no hacerlo?

Está claro que muchas cosas deberían cambiar en la escuela pero, mientras tanto, hagamos lo que está en nuestra mano.

  1. ¿Qué consejo darías a esos profesores o padres que quieren hacerlo diferente y se chocan con sus propias barreras?

Lo primero, les daría la enhorabuena por haberse dado cuenta. Lo que no hago es trabajar con personas que no se han dado cuenta de esas barreras y que no han acudido a mi voluntaria y libremente.

Luego, el consejo es el mismo para todos: haz sólo aquello que esté en tu mano. No te peles contra el sistema, empieza con cambios pequeños. Una de las máximas que utilizo en mis talleres es: pequeños cambios, grandes resultados. No necesitamos cambiar la ley de educación para cambiar el sistema.

Con los padres siempre busco herramientas personalizadas en función de sus circunstancias, así que lo primero que les pido es una temporada de observación para conocerse bien a sí mismos y a sus hijos. Y una temporada de ponerse en “modo vacaciones”, como yo lo llamo. Les hago comprometerse a firmar una tregua durante algunas semanas (o meses, dependiendo del caso) en las que no van a pelearse, enfadarse ni angustiarse por cuestiones relacionadas con la escuela. Ése es el primer paso. Y es un paso muy grande.

  1. Y cuando la desescolarización interior debe ir en dos direcciones, ¿qué pasa cuando se intenta trabajar con adultos de otra manera y te siguen pidiendo exámenes trabajos cerrados, tareas concretas, clases sentados, trabajos individuales…?  Esto genera inestabilidad que te aferra a mantener lo antiguo, por las notas, los apuntes, los contenidos curriculares claros.

Ésa es la mayor dificultad de los padres que escolarizan, pero tiene solución si ellos quieren. Deben tener en cuenta que es un proceso que puede ser lento y que van a dejar “cadáveres” por el camino. Lo trabajo de diferente manera según si la mayor dificultad la tienen los padres o los hijos. Hay padres que no dan mucha importancia a esas exigencias del sistema pero sus hijos sí. Y eso hay que respetarlo porque, al fin y al cabo, es el niño el que pasa 5 o 6 o 7 horas diarias en ese entorno. Pero hay formas de hacerlo. No es el único ámbito de la vida en la que debemos cumplir exigencias con las que no estamos de acuerdo. Eso también es un aprendizaje. Y precisamente uno de los principios de la desescolarización interior es  que el aprendizaje está en todas partes. ¡Incluso en el colegio!

  1. En muchos centros también se da la situación de que algunos profesores están por el cambio pero conviven con altos niveles de interinidad. ¿Cómo se maneja la diferencia de ritmos y momentos vitales?

Esos profesores de los que hablas suelen tener la mala costumbre de fijarse en lo macro cuando deberían fijarse en lo micro. Pierden tiempo y energía luchando contra un sistema que nunca podrán cambiar. No así, al menos. La pregunta que les hago siempre es: ¿cuál es el objetivo? Y una vez respondida, la siguiente pregunta es: ¿qué es lo que está en tu mano? Y, a partir de ahí, establecemos un plan personalizado.

  1. ¿Qué podemos encontrar en tu taller?

El planteamiento del taller es muy simple y, a la vez, resulta complejo y todo un desafío para muchas personas. En el amplio espectro de los sistemas educativos, el sistema oficial estaría en un extremo. En el otro extremo, está el radical unschooling. Estoy hablando de mentalidades, en realidad. Uno puede estar en el sistema oficial pero estar muy desescolarizado interiormente. A eso me refiero cuando uso el adjetivo “interior”. Mi idea es que, si consigo hacerte entender cómo vemos la educación (y la vida) los que estamos en el extremo menos poblado, tendrás una nueva perspectiva sobre la educación que te permitirá posicionarte en el punto en que te encuentres más cómoda, que será el mejor para tu familia.

No trato de convencer a nadie de que saque a sus hijos del colegio. Entiendo que cada uno tiene sus circunstancias, sus posibilidades y sus necesidades. Lo que trato de dar es una mirada diferente sobre la educación, el aprendizaje y sobre las relaciones familiares. Una mirada radical, pero más amable y más libre.

El taller presencial lo adapto siempre a los participantes, por eso no doy dos talleres iguales.

El taller online está siempre abierto y no tiene plazos. Cada uno empieza y acaba cuando quiere o cuando siente que debe hacerlo.

Muchas gracias, Laura.

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3 thoughts on “LA DESESCOLARIZACIÓN INTERIOR. ENTREVISTA A LAURA MASCARÓ

  1. María says:

    Hablamos mucho de desescolarización, de como nos cuesta cuestionar la autoridad, pero luego no cuestionamos a los gurús que nos venden todo esto. El homeschooling a muchos niños les va fatal, porque depende de las circunstancias de cada uno. Hay críos que querrían ir a la escuela y sus madres no les dejan, esperando que con el tiempo se les quite la idea de la cabeza.
    Y sobre algunos defensores de la libertad «en diversos ámbitos» se podrían decir muchas cosas. En España, el término «libertario» siempre tuvo connotaciones anarquistas, que ahora se están perdiendo por el sentido anglosajón que tiene más que ver con el neoliberalismo. «No nos enfrentemos al sistema, atendamos a lo micro, no a lo macro»… está claro. Muchos viven muy cómodos en este sistema y si algo cuestionan, es por ejemplo no ser más libres a la hora de pagar menos impuestos. Para próximas entrevistas estaría bien que un profesor de la pública explicara lo que es dar clase a 25 chavales sin apenas recursos.

    • Transformandonos says:

      Muchas gracias por tu comentario, María.
      Te invito a ver el resto de las entrevistas del blog.
      Ójala consigamos la libertad de elección necesaria para atender a las necesidades de cada criatura.
      Un fuerte abrazo.

  2. Vale says:

    Falacias ad hominem. Le pasa mucho a Laura Mascaró, porque cuando no hay argumentos para criticar sus ideas se la ataca a ella y a su supuesta ideología «neoliberal». Laura ha ayudado a muchísima gente y creo que no se considera gurú para nada y nunca trata de imponer sus ideas ni sus elecciones a los demás (en eso consiste ser liberal, que no «neoliberal»). ¿En qué momento ha dicho que el homeschooling sea bueno para todos? Creo que María se ha olvidado de leer este párrafo: «No trato de convencer a nadie de que saque a sus hijos del colegio. Entiendo que cada uno tiene sus circunstancias, sus posibilidades y sus necesidades. Lo que trato de dar es una mirada diferente sobre la educación, el aprendizaje y sobre las relaciones familiares. Una mirada radical, pero más amable y más libre.»

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