Me gustaría compartir en este post, un artículo que escribí más o menos hace un año para la web www.soria-goig.org , donde describía el fluir de los intereses y aprendizajes que se daban en Papoula, espacio de pedagogía libre de Soria. Un artículo muy especial para mí, que recoge nuestras viviencias en una experiencia tan enriquecedora como fue Papoula. Espero que lo disfrutéis.
15 de diciembre de 2015
PAPOULA, ESPACIO DE PEDAGOGÍA LIBRE
Isabel Goig, en su libro Tal y como vivíamos (De costumbres) comienza el capítulo que trata sobre la infancia diciendo: “En el mundo rural la infancia era muy corta. En cuanto un muchacho alcanzaba los siete u ocho años debía ayudar en las tareas de la hacienda, siempre pequeña.” Esto me hace pensar en la duración de infancia en nuestros tiempos. En la actualidad, en cuanto los niños tienen algo de autonomía les exigimos que aprendan a tocar un instrumento, que se esfuercen por las cosas que hacen, que lean, que se aficionen por algún deporte. En fin, que aprovechen su tiempo. Quizá sea fruto del deseo de que nuestros hijos e hijas tengan lo que no tuvimos o de que, como queremos lo mejor para ellos, deseamos que sean los mejores… En fin, no quiero entrar en los motivos porque, a menudo, son muy personales.
Al continuar leyendo nos damos cuenta de que las labores que tenían los pequeños en el mundo rural soriano eran, todas ellas, de obligado cumplimiento. Si exceptuamos esta obligatoriedad, muchas de ellas me recuerdan en lo que los niños y niñas dedican parte de su tiempo en Papoula: a atender animales que están criando, pequeños huertos, ir a la fuente a por agua cuando es necesario o tareas más bien destinadas a las chicas en aquella época, como preparar el almuerzo, coser o confeccionar accesorios, ir a visitar los animales del vecino o salir a recoger lo que la naturaleza tiene preparado para ellos. Todas estas tareas sirven a los niños para desarrollar su autonomía, comprender lo que cuesta coordinarse con los demás, vivir su vida.
Pero algunos se preguntarán todavía ¿qué es eso de Papoula? Pues bien, es un espacio ubicado en la zona rural norte de nuestra provincia donde niños y niñas se convierten en los protagonistas de su propio aprendizaje. Allí cuentan con todo tipo de materiales educativos y experiencias que les permiten ir creciendo en un espacio de respeto y confianza. Van tomando sus decisiones desde bien pequeñitos y adquiriendo los recursos necesarios para conectar con sus intereses y trabajar de la manera más autónoma posible.
Los niños en Papoula tienen la oportunidad de descubrir su entorno cercano y lejano haciendo, jugando, experimentando, tocando, riendo y, si así lo necesitan, llorando. Diariamente son habituales los momentos de trabajo en grupo e individuales, con propuestas de actividades que las acompañantes (las maestras que acompañan sus procesos de desarrollo) les traen para responder a sus intereses, completar sus aprendizajes significativos o porque simplemente, aparece de la nada un recurso, ya sea humano o material, interesantísimo a su alcance.
Por ejemplo, el segundo día de este curso salimos a mostrar a los recién llegados el pueblo. Sin duda el lugar estrella de la mañana fue una pequeña cuesta donde los niños encontraron diferentes minerales. Recogieron sus muestras, las coleccionaron y analizaron con ayuda de las actividades propuestas los siguientes días. A partir de ahí las diferentes derivas personales empezaron a florecer. Unos estaban más interesados en las piedras preciosas, otros en conocer los usos de los minerales, otros simplemente querían hacer experimentos (de cristalización, disolución…). Con tan buena suerte que a las dos semanas teníamos a dos geólogas en el espacio que nos explicaban su trabajo (las grandes máquinas utilizadas, las explotaciones mineras que conocían, los métodos de extracción incluidos los explosivos…) Los niños también tenían mucho que contar. Mostraron a las geólogas su zona de extracción y juntos confeccionaron un mapeo del lugar para delimitar los minerales que se podían encontrar en el pueblo.
Esto es un ejemplo de un gran proyecto de aprendizaje, que surgió sin planificación previa, sin libros de texto y adaptándose el proyecto a los niños y niñas, y no al revés. Pero son muchas las experiencias diarias que surgen de un simple juego sin objetivo pedagógico visible, de la utilización de un material porque sí o de un conflicto que se ha dado entre niños.
Parece que pensar un lugar así se sale totalmente de la idea de aula que tenemos, donde los alumnos van al son de un bien intencionado maestro o maestra o, en el peor de los casos, de libros de texto, que poco saben de los niños de esa clase. Pero precisamente es el propio currículum educativo el que establece desde la etapa infantil que: “Uno de los principios que orientan la labor docente en este ciclo es que el niño realice aprendizajes significativos, para lo cual es necesario que estos sean cercanos y próximos a sus intereses”, “Los métodos de trabajo se basarán en las experiencias, actividades y el juego y se aplicarán en un ambiente de afecto y confianza, para potenciar su autoestima e integración social”, “La intervención educativa se adecuará al nivel de desarrollo y al ritmo de aprendizaje del niño y la niña. Es esencial dar tiempo a los procesos de maduración individual sin afán de acelerar el cursos normal del desarrollo y el aprendizaje.” y un largo etcétera que no voy a incluir en este rincón. *1
Aunque en Papoula los verdaderos protagonistas son los niños, las personas que acompañamos su desarrollo, junto con sus familias, hacemos un arduo trabajo para hacer que el proyecto siga adelante. Que tenga un espacio, un ambiente relajado, rico en experiencias de aprendizaje, siempre reflexionando para ver qué es lo que necesitan, creando material didáctico manipulativo para ellos. Juegos, momentos y lugares que salen de nuestras manos y de nuestros corazones. Papoula es un proyecto pequeño, de corazón muy grande, que va creciendo al ritmo que crecen los niños, poco a poco a su son, respondiendo a las necesidades que van surgiendo en el grupo de las maravillosas personas que lo componen.
Dejando nostalgias a parte, está claro que nada tiene que ver con lo que los niños sorianos vivían antes. Sólo espero que, con el paso del tiempo, a estos niños les quede un recuerdo como el que explica Isabel Goig que tienen los mayores que vivieron esos momentos: “El recuerdo de aquellos tiempos es feliz, rico, creativo y con sentido”.
*1 B.O.C.y L.-N.º 1 Miércoles, 2 de enero 2008 DECRETO 122/2007, de 27 de diciembre, por el que se establece el currículo de segundo ciclo de la Edcuación Infantil en la Comunidad de Castilla y León.
Te felicito, Cristina, por el artículo.
Muchas gracias y adelante.
Un abrazo.